La colegiala tomó la mano de su amante y la llevó a una habitación apartada, donde ella le mostraría que la inocencia podía ser el preludio de un fuego ardiente.
La colegiala se acercó a su compañero con una sonrisa traviesa en los labios, dejando claro que esta vez ella sería quien marcaría el ritmo y llevaría el juego al límite.
La novia tomó la iniciativa y condujo a su amado hacia un encuentro romántico y apasionado en su apartamento, donde ambos se entregaron al deseo sin reservas.
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